Aunque no lo creas, pocas personas pueden afirmar que tienen un 100% una vida saludable; y es que, usualmente, relacionamos tener una vida saludable con comer bien y hacer ejercicio. No obstante; estos no son los únicos aspectos a considerar para determinar si se tiene o no una vida saludable.
Esto quiere decir, que el estilo de vida saludable implica tener un enfoque socio educativo (construcción moldeada por la familia, educación y sociedad) y no solo llevar a cabo una o más conductas.
Por ejemplo, para algunas personas llevar a cabo una vida saludable, implica consumir únicamente alimentos kosher (esta palabra deriva del hebreo, y quiere decir: aquello que es conveniente o adecuado). Estos alimentos cumplen los estándares dietéticos judíos; y alguno de los alimentos que se evitan por considerarse “impuros” son el cerdo, crustáceos o moluscos.
Para quienes llevan este tipo de alimentación, si faltan a esta norma, son altamente criticados; ya que, faltaron a los valores inculcados por su familia, por la sociedad que concuerda con ese estilo de vida y la educación que se le ha proporcionado.
Es decir; el estilo de vida saludable es la forma en que cada individuo entiende su modo de vivir, y esto involucra a las dimensiones físicas, psicológicas y espirituales del individuo.
Otro claro ejemplo es cuando ocurre un desequilibrio psicológico (como es sentir estrés por situación laboral, escolar, etc.), este tipo de acontecimientos pueden llegar a deprimir el sistema inmunológico; lo que incrementará el riesgo de presentar infecciones, pero en muchas ocasiones no lo relacionamos y , por lo tanto, no comprendemos que si nos liberamos de ese estrés, se podrían evitar ciertas infecciones.
¿Qué es una vida saludable?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”
Es decir, para determinar si “tenemos o no salud”, debemos comprender que esto va a depender de la interacción entre diversos factores que están relacionados y que no son independientes.
Ahora bien, una vida saludable implica que estos factores estén relacionados de manera sinérgica y podamos entender este término, como un conjunto de comportamientos que las personas desarrollan y llevan a cabo que son considerados saludables.
Para comprenderlo un poco más; utilizaremos la definición en sociología sobre estilo de vida saludable, que implica la forma en que vive una persona, que a su vez refleja actitudes, valores y la visión del mundo que tiene cada persona. Esta forma de vida que decide llevar a cabo, la puede realizar de manera consciente o inconsciente, pero siempre buscando el fin de sentirse mejor.
Recuerda que usualmente se nos inculca que debemos hacer ciertas actividades que buscarán mejorar nuestra salud; sin embargo, eres libre de decidir cuáles llevar o no a cabo, ya que algunas seguramente te pueden llegar a provocar más estrés y no disfrutarás del proceso.
Dentro de las recomendaciones que te pueden ayudar a mejorar la salud, te indicamos las siguientes:
Alimentación Sana
Mejora tu alimentación con pequeños cambios: los cambios con los que puedes empezar, es disminuir o eliminar el consumo de productos industrializados (dulces, sabritas, jugos, yogur de sabores, sopas instantáneas, embutidos, galletas, etc).
De igual forma, reduce las bebidas energéticas y el consumo de alcohol, e incrementa tu consumo de verduras. Busca tener una alimentación balanceada en la que tengas una variedad de frutas, verduras y opta por preparaciones sin grasa.
No te obsesiones con las calorías: recuerda que las calorías son subjetivas; tu cuerpo puede llegar a necesitar 1600 kcal que se pueden cubrir con el consumo solo de 1 hamburguesa con papas fritas, malteada de chocolate, refresco y de postre un pastel (esto incluso en un solo tiempo de comida); mientras que estas mismas 1600 kcal las puedes cubrir con carne en todos tus tiempos de comida, acompañados de pasta o arroz, verduras, agua de sabor en los tres tiempos de comida.
Así que mejor, ten una alimentación balanceada, en la que puedas consumir mayor cantidad de alimentos y de mejor calidad, a cubrir las mismas calorías, con menor cantidad de alimentos.
Sigue el plato del bien comer: es indispensable incluir todos los grupos de alimentos, buscando que la mitad del plato sea ocupado por verduras. También es importante incluir algún tipo de proteína (huevo, pollo, pescado, res) en un cuarto del plato y el otro cuarto del plato puede ser ocupado por cereales y leguminosas (tortilla, arroz, pasta, frijol, lentejas, etc.).
Establecer horarios de comida: contar con horarios de comida disminuirá la probabilidad de tener “atracones”, lo que mejorará tu digestión y ayudará a cubrir las necesidades energéticas del organismo.
Limita el consumo de sal y azúcar: es preferible que sazones los alimentos con hierbas de olor como epazote, orégano, cilantro, perejil, ajo o cebolla. Evita añadir azúcar, miel o piloncillo para endulzar tus bebidas; disfruta del sabor natural de la fruta, verdura, café o té.
Recuerda que no debes sufrir cuando comes, así que haz uso de estos ingredientes que arriba te mencionamos para añadir más sabor a los alimentos.
Ejemplo de menú equilibrado de un día
- Sin productos industrializados
- Incluyendo todos los grupos de alimentos
- Frutas
- Verduras
- Cereales
- Leguminosas
- Aceites y grasas
- Lácteos
- Alimentos de origen animal
- Cubrir con requerimientos hídricos
- Preparaciones de alimentos al vapor, plancha, horno, al sartén
- Evitar preparaciones capeadas, fritas, a la mantequilla
Desayuno | Comida | Cena |
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Hábitos Saludables
Los hábitos saludables están presentes en diversos aspectos de nuestra vida, como lo es en la alimentación, higiene, actividad física, etc.
Asimismo, muchas personas en la actualidad tienen hábitos que son perjudiciales; por lo cual, aquí abajo, te explicamos a profundidad que son los hábitos y en cuáles puedes trabajar poco a poco para llevar una más vida sana.
¿Qué son los hábitos?
Se entiende por hábito, la conducta repetida que tienen los individuos (animales, personas o colectividad) que; tras repetirse muchas veces, empieza a formar parte de la vida cotidiana.
En el ámbito de la salud, los hábitos “buenos” son necesarios, puesto que estos son los que garantizan el tener una vida plena y saludable.
Según estudios de la Universidad de Londres, a los individuos les toma aproximadamente entre 18 y 254 días adoptar un hábito. No obstante; un 42% de las personas a las que se les realizó este estudio lo lograron al cabo de 54 días.
A la mayoría de las personas les resulta más fácil implementar un nuevo hábito cuando es una actividad que les genera curiosidad o placer; sin embargo, puedes empezar de a poco con algunos de los hábitos que a continuación te mostramos, los cuales mejorarán tu calidad de vida considerablemente y te harán sentir mejor.
Duerme bien
Tras un día laboral o estudiantil muy agitado, dormir lo suficiente (entre 7 a 8 horas) es un hábito saludable que debes adoptar; puesto que, te permitirá obtener muchos beneficios, como:
- Estar concentrado
- Ser más creativo
- Mantener un peso saludable
- Proteger tu corazón
- Tener mejores reflejos
- Mantener un sistema inmunológico fuerte
- Retener la información
- Tener mayor resistencia física
- Regenerar las células del cuerpo
- Eliminar toxinas del cuerpo
Haz ejercicio
Aunque no seas aficionado o aficionada a los deportes, mantenerse activo mediante el ejercicio es algo que definitivamente tu cuerpo te va a agradecer; es por esta razón, que puedes empezar poco a poco caminando todos los días e ir subiendo el ritmo.
Por ejemplo, empezar una semana caminando durante media hora, y a la siguiente semana ir aumentando progresivamente la actividad, agregando algunos ejercicios y aumentando los tiempos para estos.
El ejercicio te permite controlar tu peso, aumentar tu energía, mejorar tu estado de ánimo, fortalecer huesos y músculos, disminuir las probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, entre muchos otros beneficios; por lo que, merece la pena aplicar este hábito saludable en tu vida.
Actitud Positiva
Una actitud positiva lo es todo, pues si estás determinado a que, a pesar de las dificultades, vas detrás de tu objetivo, seguramente lo alcanzarás sin importar el propósito de este.
Poner en práctica algunos hábitos, quizás es difícil al principio; sin embargo, si te mantienes enfocado y con una actitud positiva, al cabo de un tiempo estas “nuevas actividades” pasaran a estar en tu rutina de forma natural.
Lee un libro o tema de interés
Leer es definitivamente uno de los mejores hábitos que puedes adquirir; debido a que, te ayuda a mejorar el vocabulario, ampliar la información que tienes de un tema, es una actividad desestresante, ayuda a mejorar la ortografía, te ayuda en la concentración, desarrollas tu imaginación, entre otros aspectos positivos.
Comparte tu tiempo libre
Compartir el tiempo libre con las personas que nos rodean es algo necesario; por mucho que se disfrute ciertas actividades en solitario, el socializar es indispensable.
Cuando pasas tiempo libre con amigos, familiares o compañeros, esto trae como beneficio que tus niveles de estrés disminuyen, tu autoestima mejora, al igual que la confianza y comunicación.
Administra tu tiempo
Uno de los hábitos más difíciles para algunas personas es este; pues pareciera que faltan más horas en el día para culminar todas las actividades pendientes. No obstante; es preciso crear una rutina diaria donde se establezcan los objetivos, horarios; y, en la medida de lo posible, se eviten las distracciones para ser productivo.
Sé disciplinado y constante
La constancia y la disciplina son hábitos necesarios para todo individuo, dado que estos te permitirán alcanzar tus objetivos y mantenerte enfocado en cualquier otra cosa que te plantees.
Al ser constante y disciplinado puedes alcanzar tus metas, desarrollar la resolución de problemas, sentir satisfacción con los logros obtenidos, tener alta autoestima y confianza en sí mismo.
Recuerda, cada persona tiene un ritmo diferente para hacer las cosas; lo importante es ser consciente de las actividades que pueden beneficiarte y trabajar en ellas poco a poco, manteniendo la constancia y disciplina, sin desistir, tanto a nivel alimenticio, de salud, profesional y personal.