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Aprendiendo a leer las etiquetas de los alimentos que consumes

En estos tiempos es prácticamente imposible encontrar alimentos que se encuentren libres de estas sustancias ya que el consumo excesivo de estos productos, puede ocasionar trastornos gastrointestinales, diabetes y enfermedades del corazón. Pero no sin antes mencionar que el consumo de estos es bajo nuestra propia responsabilidad.

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La información es poder y cuando estamos informamos tomamos mejores decisiones pero, ¿sabías que 5 de cada 10 mexicanos afirma que no lee las etiquetas nutrimentales a la hora de elegir sus alimentos. 

Esto suena un poco a autosabotaje ya que siempre tomamos precaución y tiempo para otras elecciones quizá menos importantes. Investigamos ampliamente y a profundidad antes de comprar un auto o una computadora y resulta casi incongruente que cuando se trata de lo que ingerimos, lo que nos nutre, lo que sostiene nuestra salud y bienestar, muchas veces no ponemos el mismo cuidado o atención.

Quizá es porque desconocemos cómo debe leerse una etiqueta, quizá la información o la forma en la que se presenta esa información parece complicada. Y es que es verdad, muchas veces se habla de tamaños de porciones, kilocalorías por porciones, cantidad de calorías y porcentajes de valores diarios, complejizando algo que quizá podría ser más sencillo de plantear. 

Comenzaremos diciendo que es de suma importancia aprender a leer las etiquetas nutrimentales pues resumen los datos sobre el contenido del producto que a su vez nos permiten conocer las calorías que aporta, los ingredientes que contiene y la calidad de los mismos. 

Comenzaremos por leer lo que en los últimos tiempos se ha vuelto la información más evidente en las etiquetas y son los sellos negros que nos avisan cuando un producto contiene:

  • Exceso de calorías
  • Exceso de azúcares
  • Exceso de grasas saturadas
  • Exceso de grasas trans
  • Exceso de sodio

También puede solo aparecer el sello con un número refiriéndose al exceso de una de estas características. Y también puede presentar leyendas precautorias por contenido de cafeína o edulcorantes, entre otras sustancias. 

Hay que ponerle la misma atención a lo bueno y a lo malo, ya que lo ideal es que los productos que consumimos si contengan fibra, vitaminas o incluso que los productos estén fortificados con hierro o calcio por ejemplo. Y lo que idealmente no debería contener son azúcares, sodio, grasas totales, grasas saturadas, entre otros. 

En estos tiempos es prácticamente imposible encontrar alimentos que se encuentren libres de estas sustancias, por lo que si un producto contiene menos de 5 g. de azúcar y menos de 5 g. grasa por porción podemos considerarlo como una buena elección y será aún mejor si su contenido de fibra es mayor a 5 g. y si aún logramos que su contenido de sodio sea menor a 200 mg. por porción entonces podemos considerar que tiene una sinergia prácticamente perfecta.

Notarás que algunas veces podemos encontrar la leyenda “azúcares añadidos”, bueno pues cuando los productos tienen esta leyenda podemos asegurar que ya perdieron calidad, ya que se refiere a que el producto no solo va a incluir el azúcar propios sino que también se le han agregado otro tipos de azúcares como refinada, miel, jarabes y jugos de frutas y como ya sabemos, el consumo excesivo de azúcares puede aumentar el riesgo de padecer sobrepeso u obesidad, diabetes, hígado graso, trastornos gastrointestinales, y enfermedades del corazón. 

Hablando de sodio, otro de los ingredientes más frecuentes en las etiquetas, debes saber que este también cumple funciones en nuestro cuerpo y que no debemos prescindir de él, ya que nuestros músculos y nervios se podrían ver afectados. Sin embargo, el consumo excesivo del mismo, puede provocar la retención de líquidos y aumentaría el riesgo de presentar niveles de presión arterial alta, presentar problemas renales y enfermedades del corazón. 

Las grasas saturadas, son un tipo de grasa alimenticia que a temperatura ambiente se encuentra en un estado sólido, se pueden encontrar en alimentos de origen animal como tocino, mantequilla, embutidos, carnes rojas y blancas; sin embargo, también se encuentran en algunos productos de origen vegetal, como el aceite de coco, de palma, entre otros. En ambos casos, cuando las ingerimos en exceso se incrementa el riesgo de enfermedades del corazón.

El ingrediente más villano en estas etiquetas sin duda son las grasas trans ya que desgraciadamente la mayoría se obtienen de manera industrial al convertir un aceite líquido en grasa sólida, básicamente porque permite a la industria alimenticia ahorrar en costos. Este tipo de grasas, podemos encontrarlas en alimentos fritos y empanizados, en aceites vegetales parcialmente hidrogenados, en la manteca vegetal o en la margarina y en su mayoría se presentan como hermosos pasteles, panes, galletas, entre otros. Al tratarse del ingrediente más villano sobra decir que esta grasa es la que mayores complicaciones tiene sobre nuestra salud ya que aún con un consumo mínimo, nuestro niveles de colesterol LDL, colesterol malo y los triglicéridos pueden incrementar, mientras que el colesterol HDL colesterol bueno disminuye, incrementando así el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca o accidentes cerebrovasculares. Afortunadamente muchos países ya comienzan a prohibirlas, así que de nuestro lado queda la obligación de prestar mucha atención a los sellos de advertencia de grasas trans. 

Finalmente, hablamos de calorías que son las que aportan al organismo la energía necesaria para desarrollar nuestras actividades diarias; sin embargo, un exceso de calorías puede producir un aumento de grasa corporal (sobrepeso u obesidad) y esto aumenta el riesgo de padecer enfermedades como diabetes, enfermedades del corazón, cáncer o trastornos gastrointestinales.

La información es poder y si las etiquetas ya nos están advirtiendo sobre los posibles riesgos que corremos al preferir ciertos alimentos, es nuestra responsabilidad saber leerlas e interpretarlas para así evitar lo más posible aquellos alimentos que pueden perjudicar nuestro estado de bienestar.

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Originaria de la Sierra Norte del Estado de Oaxaca, con Licenciatura en Nutrición en la Universidad Autónoma de Queretaro, con diplomados en Nutrición Clínica, Educar en Diabetes, entre otros.

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